«Sentía que tenía una deuda moral con Leobardo y el tema era un asunto vinculado con la realidad política que vivíamos, cosa que no es “Crates”. Entre Luis (Carrión) y yo elaboramos un guion más afín a mi propia expresión, pero respetando la idea original de Leobardo».
Otra vez Toni Kuhn se encargó de la fotografía y Guillermo Díaz Palafox de organizar la producción. Raúl Kamffer nos prestó una cámara de 35mm y sus aditamentos, la grabadora Nagra y dos micrófonos para hacer el sonido guía que puso Rodolfo Sánchez Alvarado. Dos reflectores de sol, cinco cuarzos de 1000 watts -uno de los cuales se fundió en la primera semana de rodaje- y cuatro rollos de hilos tierra. El transporte se redujo a la combi de Toni Kuhn y otro vehículo rentado. Eso fue nuestro equipo de rodaje».
Alfredo Joskowicz: Una vida para el cine, Orlando Merino y Jaime García Estrada, CUEC, UNAM, Instituto Mexicano de Cinematografía, 2012